Por Luis Motes Gallego. Director de Doyou Media.
El otro día en un semáforo, a la grupa de mi scooter, un taxista requirió mi atención. Lejos de querer afearme el gesto por algún lance de la conducción o preguntar por una dirección, el conductor sólo pretendía saber de dónde había sacado las Wimbledon que calzaba. Le dije que las había rescatado de un armario y que las deportivas vintage en cuestión tenían más de 30 años. Si un taxista te para en un semáforo y te pregunta por tus Nike es que eres mayor. Si el pequeño Keny Baker –el actor que se embutía en el armazón de R2- se ha muerto de viejo, es que eres mayor. Si te identificas más con Michael Kelly (Douglas Stamper en House of Cards) que con One Tree Hill, es que embocas los 50.
Trabajo con muchas personas que me rondan en edad y no saben que es el Internet cuántico. Yo tampoco lo sabía hasta hace poco. Son empresarios, abogados, economistas, arquitectos, comerciantes, deportistas nacidos a finales de los 60. Años arriba o abajo lindamos con el medio siglo de permanencia en este mundo y nos ha tocado gestionar nuestros negocios, anhelos u objetivos con las reglas de otros. Con las normas que dictan los millennials, que han dado la vuelta al mundo corporativo y de la empresa –y de la comunicación- como a un calcetín. Analógicos de nacimiento, algunos hemos tenido que mutar para compartir códigos con estas criaturas digitales.
En Doyou Media sabemos que vivimos tiempos en los que la capacidad de adaptación es fundamental no sólo para la supervivencia sino, sobre todo, para el éxito. Nos cuestionamos cada día nuestros procedimientos, trabajamos ojo avizor ante los cambios que vendrán y gestionamos las necesidades de los que confían en nosotros de forma proactiva. Nosotros estamos pensando ya en la web que estrenaremos en el verano de 2017 o trabajando en las mejores soluciones en e-commerce para 2018 y, al mismo tiempo, haremos lo posible para adelantarnos a los retos que nuestros clientes tendrán a uno o dos años vista porque somos esclavos de una certeza: en un lustro las marcas que no hayan salvado la brecha digital no perdurarán.
¿Qué medios subsistirán? ¿Qué sistemas o herramientas jubilarán a las que hoy son útiles para moderar el diálogo entre ellos y sus públicos objetivos? ¿Qué hemos de hacer hoy y mañana para que los mensajes que las empresas y las marcas quieren hacer llegar a sus clientes o fans destaquen sobre el ruido dominante? Sólo la excelencia en la idea, la calidad del producto y la originalidad en el medio de transmisión garantizan el triunfo, independientemente del formato. Para ello y contra la española tradición del DIY (do it yourself) en Doyou Media queremos compartir con nuestros clientes la misión de defender su reputación y su idea de la misma forma que encomiendan a un médico su salud, a un abogado sus pleitos o a un fiscalista su economía.
Un reto que debemos afrontar sin perder de vista el fondo del asunto: la necesidad que tienen las marcas, las empresas y las instituciones de lograr una buena reputación a través de la comunicación corporativa, independientemente de la herramienta utilizada. Así, el periodismo no dejará de ser el gran aliado de las empresas porque es la mejor manera conocida que tienen para configurar la percepción del consumidor-ciudadano sobre ellas. Y lo harán a través de una filosofía omnicanal porque la democratización tecnológica multiplica las opciones también para pymes, profesionales o autónomos. Y llevarán a cabo su misión reputacional de forma digital pero también analógica.
Ogilvy mantiene que las redes suben pero los medios mandan. Soy de esa idea. El ámbito digital actúa como acelerador pero la comunicación corporativa, la información sobre consumo y empresa en los medios convencionales de la mano de periodistas críticos y formados sigue siendo el sello que otorga el poso de credibilidad, el marchamo de rigor y veracidad. Tarea de los directores de comunicación es generar el relato para la marca que logre cautivar a las redacciones y que convierta en buenas historias contadas la cotidianeidad de la empresa. En eso estamos.