La revista Plaza ha entrevistado a Luis Motes al cumplirse diez años de Doyou Media. Como periodista y fundador de la agencia de comunicación, repasa la trayectoria de este proyecto personal, su evolución y crecimiento en un entorno de cambio permanente. «En tiempos de sobreinformación o de infoxicación, influir sin impostar es el nuevo lujo» es el titular principal de una entrevista que incide mucho en la confianza como clave para una buena comunicación.

Luis Motes cuenta la historia de Doyou Media como una aventura personal que nace de «una reinvención personal, pero consciente» y con la idea de que «no solo quería comunicar, sino influir con propósito. Un punto de inflexión que también fue existencial.” De su paso a la comunicación empresarial destaca su visión del empresario como alguien que «no solo informa, sino que transforma. Y esa diferencia es profunda. El resultado ha sido, no una agencia de comunicación, sino un sistema de influencia estratégica con propósito… La comunicación no es un accesorio, es un eje estratégico. El propósito empresarial debe estar en la cúspide de las decisiones porque, hoy en día, no tener propósito ya no es neutro: es irresponsable”.
Como recomendación para la comunicación empresarial, destaca que «el liderazgo en comunicación no se construye solo con ideas: se construye con equipos capaces de ejecutarlas con alma.” Y es una visión que aplica a Doyou Media: “Hemos logrado algo que pocos consiguen: influir en la conversación combinando lo on y lo off. Y que se nos perciba como un equipo de relaciones públicas que no vende visibilidad, sino que fabrica confianza.” Luis Motes insiste en la confianza como eje para una buena comunicación: “En un mundo de likes y métricas vacías, apostamos por la confianza como KPI central. Mientras otros medías clics, nosotros medíamos credibilidad. Cada vez vemos más clientes preocupados no tanto por lo que dicen, sino por si realmente se les cree.”
También incide en la capacidad y el talento de las personas para llegar a buen puerto, por encima del algoritmo: «Lo difícil no es llegar, es quedarse. Hoy el mensaje no se impone: se merece. Sigo creyendo que la imaginación siempre tendrá la máxima autoridad. Y que la intuición y la inteligencia humana son los mejores atajos para llegar a la verdad. Además, se ha acabado el tiempo en que decir una cosa era más importante que hacerla… La autoridad solo la concede la verdad. Todo lo demás es ruido. Hoy la verdad no es solo un valor: es una estrategia. Si los medios renuncian a su papel, lo ocuparán las marcas. Pero no todas están preparadas para ejercerlo con rigor.”

