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La autora señala en este post las bonanzas del deporte como uno de los mejores soportes para las estrategias de mecenazgo y el compromiso social de las marcas y empresas y también como elemento dinamizador de los planes de comunicación interna en las compañías. Leticia López Barbero es entrenadora personal titulada y puedes seguir sus consejos y planes de entrenamiento en su blog.

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Rentabilidad, ahorro, disminución del absentismo laboral, mayor rendimiento y productividad, mejor capacidad de decisión, proyección de una imagen corporativa de prestigio… ¿Acaso no son estos algunos de los principales objetivos de toda empresa?  Pues son sólo algunos de los beneficios de la implantación de programas deportivos en el ámbito laboral. Así lo demuestran numerosos estudios, realizados, especialmente, en países anglosajones.

El de mayor prestigio, elaborado por los doctores Baichker, Cutleer y Song de la Universidad de Harvard, puso de relieve el importante ahorro en costos sanitarios en las empresas que facilitaron la práctica del deporte a sus empleados. Después de tres años desde su implantación, las empresas se ahorraban hasta 3,27 dólares por dólar invertido. La inversión media fue de 144 dólares por año y trabajador y el ahorro en costos sanitarios rondó los 360 dólares anuales por trabajador. Según este informe, las bonanzas del deporte en la empresa no acaban aquí.

Los costos por absentismo también sufrieron una importante disminución. Después de dos años, las empresas participantes en el estudio, ahorraron 2,73 dólares. La inversión media por trabajador ascendió a 132 dólares y el ahorro medio fue de 294 dólares anuales.

Otro ejemplo: en la Universidad de California, tras cinco años de funcionamiento de los programas deportivos para sus empleados, los gastos directos por quejas y días de enfermedad se redujeron en un 39%.

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En 1999, el 91% de las principales 1000 compañías de EEUU habían incorporado algún tipo de programa de promoción de la salud y el deporte. Los empresarios norteamericanos han sido, por tanto, los primeros en entender que invertir en deporte es rentable. Una rentabilidad que la Universidad de Harvard tradujo en números pero que otros prestigiosos estudios de universidades como la de Yale o Michigan han cifrado en beneficios sanitarios y humanos:

  • El deporte ayuda a liberar tensiones y combatir el estrés
  • La actividad física conjunta favorece un buen clima laboral, el trabajo en equipo y disminuye los conflictos entre los trabajadores
  • El deporte mejora la comunicación interna entre los trabajadores y también entre estos y sus superiores
  • Las estrategias de comunicación de la empresa también se ven favorecidas con el mecenazgo deportivo y la implantación de programas de ejercicio para sus trabajadores, ya que la imagen y el prestigio de la compañía se ve claramente reforzada
  • La mayor autoestima impulsada por la práctica deportiva se traduce en la capacidad de trabajo y decisión y la productividad del empleado
  • Con las reglas deportivas los trabajadores adquieren hábitos de respeto hacia sus compañeros y se refleja en una actitud positiva hacia la empresa
  • Las personas que hacen ejercicio de forma regular tienen menos posibilidades de sufrir bajas por enfermedades respiratorias, músculo-esqueléticas o psicológicas
  • Una empresa que colabora con equipos deportivos y promociona el deporte obtiene una publicidad mucho más efectiva y una imagen corporativa más atractiva
  • El patrocinio del deporte también comporta incentivos fiscales

Todos estos beneficios son mucho más que un conjunto de tópicos transcritos en un papel. En Gran Bretaña, por citar un ejemplo, se ha comprobado que el estrés profesional supone un gasto de entre un 5 y un 10 por ciento del PIB. La Comisión Europea lanzó en 2007 una campaña contra los trastornos músculo-esqueléticos con el lema ‘Aligera la carga’. Estudios relacionados con esta campaña determinan que el 40% del absentismo laboral se debe a bajas por este tipo de trastornos. Y otro dato a tener en cuenta, el absentismo laboral supone un coste de entre el 2,1% y el 3,1% del PIB español. También la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo ya apuntaba, a principios del milenio, que el principal problema de salud laboral es el dolor de espalda que afecta a 41,2 millones de personas en el continente. Un trastorno que se vería reducido drásticamente con la práctica del deporte en el trabajo.

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La mejora de las relaciones humanas en el ámbito laboral es otro de los principales beneficios de la inclusión del deporte en los centros de trabajo. Según el estudio de prácticas deportivas de 2010 del Consejo Superior de Deportes de España, una de las principales motivaciones para hacer ejercicio es social. El deporte en la empresa ayuda, por tanto, a mejorar las relaciones entre los empleados y refuerza la conciencia de equipo.

Y con todos estos estudios sobre la mesa cabría preguntarse: ¿por qué las empresas españolas son tan reacias a hacer de la promoción del deporte una estrategia más para su negocio? Según un informe del sociólogo valenciano Manuel García Ferrando, sólo un 6% de los españoles que practican deporte lo hacen en sus puestos de trabajo. Otro dato, al menos, para la reflexión.