La semana pasada murió, Ray Tomlinson, el programador norteamericano a quien se atribuye la invención del e-mail. En 1971, Tomlinson tuvo la idea de enviar mensajes electrónicos entre ordenadores conectados. Un pionero de Internet y de la comunicación digital que cambió con su invento la manera de intercambiar información entre particulares y empresas, entre amigos, familiares, profesores, alumnos, clientes, administración… El correo electrónico forma parte de nuestras vidas, de la mayoría de acciones comunicativas, burocráticas o administrativas que realizamos en un día. ¿Cuántos e-mails enviamos y recibimos al día? ¿Cuántas veces tecleamos @ a lo largo de una semana?
También fue Tomlinson quien decidió utilizar el carácter @ (arroba) para separar la identidad de una persona de la red con la que se vincula. Hoy en día, la @ es mucho más que el instrumento técnico que diseñó Tomlinson en aquellos primeros correos electrónicos. Es una grafía utilizada para facilitar el lenguaje no sexista (niñ@s”,alumn@s) aunque no sea muy del agrado de la RAE. Es un símbolo, un imagen de la comunicación digital, incluso un icono para el diseño y la ilustración. Su esencia es tan digital, que casi nadie es capaz de reproducir de la misma manera este símbolo cuando lo escribimos a mano.
Pero, ¿cuál es su origen? ¿De dónde viene este signo, grafía, letra, carácter…?
Según Smithsonian, el portal de comunicación de la mayor red de museos de los EEUU, el primer uso documentado de la @ data de 1536, cuando un mercader florentino utilizó en una carta la @ como abreviatura de las ánforas de vino con las que comerciaba. También hay quien asegura que la primera @ apareció mucho antes, en Francia, en algún documento redactado por alguien que intentaba escribir una a y erró en el trazo. Más allá de consideraciones caligráficas y tipográficas, este símbolo empieza a incluirse en los teclados de las máquinas de escribir por cuestiones comerciales y empieza a verse en documentos contables con el significado de ‘a razón de’.
En 1971, Ray Tomlinson , que trabajaba en una empresa informática con el encargo de conectar una red de computadoras con un sistema de intercomunicación militar, desarrolló un programa para enviar mensajes entre distintas terminales de un mismo ordenador. ‘Buscaba un símbolo en el teclado que no se utilizara mucho’, explicó Tomlinson a Smithsonian, ‘y no había muchas opciones’. Así que se fijó casualmente en la @. Con su nombre de usuario y la @ se envió a sí mismo el primer e-mail de la historia que viajó de un terminal a otro en la misma oficina. Hasta hoy.
Antes de morir, Tomlinson le explicó a Smithsonian que no recordaba qué escribió en aquel primer e-mail. Lo importante es que con aquel mensaje, la desconocida @ que acumulaba polvo en los teclados de máquinas de escribir y ordenadores, se convirtió en el eje de la comunicación digital.
Ilustración: Erik Marinovich